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Bunbury, Carlos Ann, Enrique Bunbury, Leopoldo María Panero, Panero, Poesía, Poesía y música, poetas malditos
PANERO, es un trabajo colectivo, comandado por Carlos Ann, en el que tuve el honor de participar junto al poeta, escritor y periodista Bruno Galindo y el cineasta José María Ponce. El proyecto lo conformaron 30 poemas del inclasificable Leopoldo María Panero. Aunque podría definirse como un álbum de Spoken Word, contiene algunas piezas cantables, con estructuras más ortodoxas. ¡Incluso contiene algún potencial Hit escondido! Definitivamente, es un álbum experimental, con instrumentación y ambientes más que interesantes, quizás arriesgado, pero ¿qué no lo es, si te alejas un poco de la corriente principal? En la nueva edición que se publica el 17 de mayo, hemos incluido cuatro nuevas grabaciones (una por cada uno de los colaboradores), que completan el acercamiento a la obra de uno de los más grandes poetas malditos del siglo XX.
Uno de los más maravillosos recuerdos que atesoro de la época en la que realizamos el proyecto, es cuando Carlos y yo fuimos a las Islas Canarias, donde estaba internado en la unidad psiquiátrica de las Palmas. Habíamos conseguido un permiso para sacarle del centro y pasar el día con él. Recorrimos algunas librerías y hablamos mucho de literatura, poesía, política y belleza masculina. Comentamos por encima el proyecto que estábamos realizando, aunque creo que hasta que no fue una realidad, no le dio demasiada importancia. Posteriormente, en Barcelona, realizamos la presentación y único concierto del disco PANERO. Allí nos subimos a escena los cuatro participantes en el proyecto: Bruno, Carlos, Ponce y yo. Leopoldo se sentó en un sofá que dispusimos en el escenario, junto a los músicos, haciendo acto de presencia y siguiendo el espectáculo y se atrevió a recitar algunos de sus poemas gustándose y aprovechando el micrófono en mano, como una verdadera Rock Star. Creo que disfrutó mucho con el homenaje. En estos dos encuentros que tuvimos con él, sus requisitos fueron ciertamente modestos: tabaco y Coca Cola light (ambos a mansalva), y la exigencia de comprar unas zapatillas, la misma mañana de la presentación de UNA NOCHE CON PANERO.
El disco, el concierto-homenaje y nuestra visita-encuentro, registrados en un modesto documental, dejan una constancia de la magnitud de la obra del poeta y su alargada influencia sobre artistas de tan distintas disciplinas. Soy consciente de que participamos, aunque fuera tangencialmente, en un pequeño fragmento de la historia de uno de los más grandes poetas malditos de nuestro tiempo.
(Enrique Bunbury)